Época: Renacimiento7
Inicio: Año 1500
Fin: Año 1550

Antecedente:
Arquitectura clasicista
Siguientes:
Bramante en Roma
La basílica de San Pedro

(C) Jesús Hernández Perera



Comentario

La formación de Donato Bramante debió consolidarse en la proximidad de Luciano Laurana, el arquitecto dálmata que levantó para Federico de Montefeltro el patio principal del Palacio Ducal de Urbino, cuya austeridad funcional deja adivinar el desnudo nudo arquitectónico y el ritmo de los claustros futuros de Bramante. Había nacido éste en Monte Asdrualdo, no lejos de Urbino, en 1444, y aquí se ha reconocido su mano en algunas edificaciones que le proporcionaron cierto prestigio cuando en 1480 entró a participar en la renovación de Milán promovida por Ludovico el Moro.
Para construir la iglesia de Santa María presso San Satiro fue preferido al entonces prestigioso Giovanni Antonio Amadeo, tan ocupado en la cartuja de Pavía. Este singular templo, cuyo interior fue ultimado en 1483, presenta tres naves en cruz latina con crucero, que alza una cúpula sobre pechinas casetonada con relieves de estuco. Lo más curioso de su cabecera, nada profunda para no invadir la calle inmediata, es que se resuelve como una perspectiva pictórica mediante bóveda cónica que simula un cañón con casetones. Pero también cuenta el templo con sacristía o baptisterio octogonal, muy adornado de grutescos, con cubierta de cúpula que acaso por primera vez certifica su predilección por el plan central. En 1488 lo confirmará con el dictamen, solicitado por el cardenal Ascanio Sforza, sobre la catedral de Pavía, para la que también se pidió parecer a Leonardo, aunque ni uno ni otro hayan sido los constructores de este grandioso espacio abovedado.

Donde sí tuvo oportunidad de desarrollar un amplísimo interior abovedado fue en el presbiterio y cabecera de Santa María de las Gracias de Milán, la más destacada arquitectura de Bramante en Lombardía. Al final de las naves góticas con crucerías que había levantado anteriormente Guiniforte Solara, Bramante aplicó un amplio crucero de planta cuadrada, con ábsides semicirculares en los extremos, y, siguiendo a Brunelleschi en el plano de la Sacristía Vieja florentina, lo prolonga en otro cuadrado menor destinado al coro de la comunidad dominicana. Cubre el mayor con pechinas sobre cuatro coronas circulares, decoradas con apliques de barro cocido y pintado al gusto lombardo, que levantan a considerable altura un tambor y cúpula con linterna. Exteriormente el tambor lleva una galería de columnas, que en parte enmascaran la cúpula, solución que, perfeccionada, aplicará a su proyecto vaticano.

El claustro inmediato a la cabecera de la misma iglesia y al refectorio archifamoso donde Leonardo pintó La Cena, lo concibe de un solo piso, con columnas toscanas y enjutas con espejos lisos que recuerdan a Laurana. Parecida estructuración funcional, aunque dando mayor énfasis a las columnas, dispuso en el patio de la Canónica de San Ambrosio de 1492, aunque sólo construyó un ala, con doble número de vanos en el piso superior que, desobedeciendo a Vitruvio, reitera los soportes cargando sobre el centro de los arcos, como se hizo en otros patios cuatrocentistas de Bolonia o en las Procuradurías viejas de Venecia.

En la localidad lombarda de Abbiategrasso empleó en 1497 un gran arco en la rehundida hornacina central de la fachada de Santa María, que recuerda fórmulas de Alberti, pero cuando remodeló la plaza del Castillo en Vigevano, en 1492, rememoró los pórticos del Hospital de los Inocentes de Brunelleschi, con soportales semejantes sobre columnas y bóvedas de aristas.